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EL CORDÓN ECOLÓGICO, EL EFECTO MARIPOSA Y LA TEORÍA DEL CAOS 

Por Marina Bonino, Arquitecta

Crédito de la Imagen: Rubén Darío Azogue

En estos tiempos donde podemos constatar cada vez más los efectos adversos del cambio climático, como consecuencia de fenómenos naturales y de la intervención del hombre sobre el hábitat, se vuelve necesario tomar en cuenta conceptos como el efecto mariposa y la teoría del caos, para comprender las dinámicas propias de los ecosistemas naturales y construidos. En particular, cómo se relacionan estos conceptos con las ciudades que habitamos, entendidas como sistemas urbanos de evolución no lineal y muchas veces impredecible, cuando la falta de planificación da lugar a la improvisación. Más aún, adquieren una importancia mayor al considerarlos en el contexto de una posible anexión del cordón ecológico del Rio Pirai a la mancha urbana de Santa Cruz de la Sierra, con lo cual esta área protegida se volvería “urbanizable”, es decir, sujeta a modificaciones y hasta posibles cambios en el uso de suelo, sentando jurisprudencia para que los municipios que participan de su cuenca, que va desde Samaipata hasta Yapacaní, hagan lo propio.

El efecto mariposa (proverbio chino) sostiene que algo aparentemente tan insignificante como el aleteo de una mariposa, puede desencadenar una serie de eventos que, en última instancia, pueden tener un impacto significativo en un sistema complejo y dinámico. La teoría del caos (desarrollada por el matemático Edward Lorenz) se enfoca en la imprevisibilidad inherente a los sistemas no lineales, donde pequeñas variaciones en las condiciones iniciales, puede llevar a resultados diferentes a los esperados.

En este sentido, cualquier intervención dentro de esta franja defensiva del Rio Pirai en la Cuenca Baja (Municipio de Santa Cruz), que cuenta dentro de sus 1000 m de ancho con masa arbórea, zonas de inundación o amortiguamiento y diques de contención, (implementados por el proyecto SEARPI a raíz de la gran inundación del ’83), resulta un tema complejo que necesariamente debe contemplar una visión regional/metropolitana y el desarrollo de un Plan Integral acorde con esta visión.  Priorizando por supuesto, su invalorable rol de protección medioambiental para los ecosistemas urbanos que se encuentran a lo largo de los más de 420 km que recorre toda su cuenca.

La presencia de estructuras urbanas en las proximidades de un río joven e inestable -como lo es el Pirai- implica una serie de situaciones con resultados impredecibles para esos entornos modificados. Se sabe por experiencias vividas que el cauce del río y sus niveles de agua, pueden alterarse cíclica o aleatoriamente, provocando inundaciones o erosionando el territorio. Los suelos arenosos de las riberas suelen ser inestables, y el nivel freático, alto.   Si se modifican los patrones de flujo de la corriente, puede haber impactos negativos significativos para la biodiversidad y la calidad del agua, como el caso de los afluentes en Porongo, totalmente afectados después de los acelerados procesos de urbanización que allí se han dado.

Abundan ejemplos en la actualidad, como lo sucedido en la ciudad de Cobija o los derrumbes y mazamorras con pérdidas materiales y humanas en distintas partes del país.  Muchos de estos desastres han destruido asentamientos humanos, formales o informales, en sectores no aptos para habitar. En el caso de Santa Cruz, municipio, el simple hecho de “urbanizar” una parte del cordón, tuvo y tendrá otra vez -sí o sí-, consecuencias que afectarán no solo el lugar intervenido sino, además, otras áreas del gran ecosistema del río Pirai.

Por ello, es fundamental considerar cuidadosamente todas las variables y posibles repercusiones antes de llevar a cabo cualquier propuesta sobre el cordón ecológico. Si el objetivo es preservar y proteger este entorno natural de una manera eficiente y sostenible, como prevención de riesgos futuros y desastres naturales, la propuesta debe enmarcarse en un conocimiento técnico calificado y responsable que permita actuar sobre este ecosistema tan complejo, dinámico e impredecible. Como impredecible puede ser lo que pase con el área de protección si se “urbaniza”. Por supuesto que se tienen dudas, sobre ello, como también pruebas (año ´83).

Solo a través de una intervención consciente, criteriosa y bien intencionada se podrán lograr resultados positivos y sostenibles para el medio ambiente y la mancomunidad metropolitana, que es el escenario que hay que tomar en cuenta en este caso. Una visión metropolitana permitirá tomar decisiones que favorezcan al conjunto, en una especie de sinergia que contribuya a que cada uno de los municipios que se integran a través del río, puedan encontrar la mejor manera de relacionarse con éste, a través de sus características y potencialidades propias. Tal vez, por ejemplo, en el sector del río donde confluyen la ciudad de Santa Cruz y el Urubó, la costanera con edificaciones elevadas podría darse, estudios y planificación mediante, en el lado del municipio de Porongo, donde la topografía es más elevada, y por lo tanto con menos riesgos; dejando la ribera del lado cruceño, que está en un nivel mucho más bajo, como un gran parque natural con infraestructura verde vinculada al gran parque metropolitano correspondiente a las otras sub cuencas. Y no a la inversa, como se suele pensar.

En este contexto, para abordar la intervención del cordón ecológico del Rio Pirai, entendido como un patrimonio medioambiental de la región metropolitana cruceña y no como retazos independientes con dueños aislados, es imprescindible la creación de una entidad con autonomía de gestión que coordine planes y políticas públicas con los 3 niveles de gobierno para lograr el bien mayor, que es beneficiar a toda la mancomunidad metropolitana que convive con el río. Sólo así se podrá obtener el efecto mariposa planificado y deseado, evitando el caos resultante de intervenciones apresuradas, unidireccionales y ocurrentes que pueden llevar a la entropía de la región.

MODERNIZAR EL TRANSPORTE PÚBLICO SIGUE SIENDO UNA PRIORIDAD

Por Marina Bonino, Arquitecta

En medio del crecimiento constante de nuestra ciudad y el aumento incesante de la cantidad de vehículos de todo tipo en las calles, es urgente abordar de manera efectiva el problema del tráfico vehicular, antes de que sea demasiado tarde. Al contrario de lo que la mayoría de las personas puedan creer, la simple adición de más carriles de circulación vehicular no es la solución definitiva para este problema, como estamos pudiendo constatar nuevamente con la habilitación del carril que estaba destinado al BRT en el Primer Anillo; o la ampliación de las vías en el 3er Anillo interno entre Av. Beni y Mutualista. Si bien puede ser tentador pensar en el ensanche de vías como una solución rápida y fácil, se ha demostrado que esta estrategia es ineficiente y a menudo generadora de mayores problemas a largo plazo.

El problema fundamental radica en que las áreas urbanas tienen una cantidad limitada de espacio físico. Por lo tanto, es ilusorio creer que, al añadir carriles de circulación, los vehículos transitarán de forma más fluida. La realidad es que el tráfico se ajusta a la capacidad de la infraestructura disponible, y el aumento de carriles solo fomenta el uso del automóvil privado por ser, dadas las condiciones actuales de nuestro transporte público, más seguro y eficiente, desincentivando otras alternativas para la movilidad urbana.

Una verdadera solución implica necesariamente modernizar y optimizar el sistema de transporte público. Sabemos que cuando se cuenta con un sistema eficiente, cómodo y confiable, las personas están más dispuestas a dejar sus vehículos en casa. Esto reduce la cantidad de automóviles en las calles y mejora la fluidez del tráfico.

Un ejemplo clásico donde se ha logrado con éxito este objetivo, es la ciudad de Curitiba, en Brasil. Gracias a la implementación del sistema de autobuses rápidos con carriles exclusivos, lograron una disminución considerable del tráfico, con un servicio de calidad que siguen disfrutando hasta hoy. Por el contrario, un ejemplo nefasto es lo que se vive en El Cairo, con 22 millones de habitantes, donde, además de la cantidad exorbitante de vehículos y un déficit en el transporte público, la ciudad no cuenta con sistemas de regulación y control tan necesarios como son los semáforos.

Pero modernizar el transporte público va más allá de simplemente mejorar el servicio. Implica necesariamente la implementación de infraestructuras adecuadas, como carriles exclusivos, estaciones y paradas seguras y sistemas de cobranza eficientes, para asegurar una experiencia de desplazamiento sin contratiempos. El concepto de los BRT sigue siendo una excelente solución, integrada y sostenible, para el tráfico vehicular, especialmente en nuestro medio. El retirar los cordones del primer anillo, ha sido una estrategia cortoplacista para evitar encarar y resolver el verdadero problema del transporte. Queda la duda, más allá del daño económico que ello implica, de si el Gobierno Municipal tendrá alguna propuesta respecto al uso y aprovechamiento de la infraestructura destinada a las estaciones ubicadas dentro del camellón central, que hoy son una muestra evidente del abandono y falta de planes alternativos ante las decisiones tomadas.

Es vital que el Gobierno Municipal y las empresas de privadas de transporte público cambien de una vez por todas su enfoque sobre este tema, priorizando el bien común antes que intereses particulares, con soluciones reales para encarar esta situación que cada vez se hará más insostenible. Los cambios en las dinámicas de la movilidad urbana (la presencia cada vez más generalizada de motos como medio de transporte “rápido y económico”), así como los nuevos usos y servicios (empresas privadas de “delivery” y de transporte que funcionan mediante aplicaciones digitalizadas) y la necesidad de incluir la movilidad alternativa sostenible (con el uso de bicis), son aspectos que también deberán ser tomados en cuenta como parte del problema a resolver. Las estadísticas nos están demostrando, además, un incremento exponencial en los accidentes de tránsito y desde el punto de vista sociológico, el comportamiento cada vez más agresivo y desconsiderado de los conductores entre si y en el trato con los peatones.

Es urgente considerar soluciones a esta problemática desde una Planificación Integral, porque además de lo expuesto, con seguridad que contribuirá también a resolver en buena parte la escasez de combustible destinado al parque automotor, que, dicho sea de paso, genera las ¾ partes del monóxido de carbono, además de otros óxidos contaminantes en las ciudades. Como se ve, el transporte público actual es la punta del ovillo de una situación que solo podrá mejorarse a través de una gestión pública inteligente, eficiente y previsora, para optimizar la fluidez del tráfico urbano, reducir la congestión física, medioambiental y psicológica, apoyar una economía cada vez más deteriorada y brindar una mejor calidad de vida para nuestros habitantes.

LA CIUDAD Y LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD SOCIAL Y COMUNITARIA

Por Marina Bonino, Arquitecta

-Imagina un lugar que nos es “común”, donde tus derechos y los míos son iguales: abierto, visible, general, libre, por el que debemos luchar cada día.
-¿El cielo?
No, ¡el espacio público!

En una ciudad, el espacio más democrático y el mejor indicador de la educación y de la calidad de vida de sus habitantes, es el ESPACIO PÚBLICO. Además de su función ornamental dentro del paisaje urbano, sabemos que este tipo de espacio contribuye al mejoramiento de las condiciones medioambientales del hábitat, al dotar de microclimas saludables gracias a su infraestructura verde, que equilibra los efectos adversos de las construcciones y los pavimentos. Esta condición, es en sí misma, motivo más que suficiente para promover su existencia y conservación. Pero además, a esto hay que agregarle su contribución fundamental a la formación del sentido de comunidad y de valoración del bien común, que promueve su uso en los habitantes que están dentro de su área de influencia.

Por ello, si queremos transformar la sociedad que habita nuestra ciudad, debemos empezar por transformar los barrios, la unidad social básica de la estructura urbana. Con la consolidación de espacios públicos de calidad, con un diseño atractivo, original y específico para cada lugar, se fortalece el sentido de identidad y de pertenencia de sus usuarios, los vecinos. Está comprobado que el espacio público menos peligroso es el que más se utiliza y es más concurrido. El modo de apropiación y uso por parte de la gente, es el espejo que refleja la cultura urbana de una sociedad y por eso, diseñar buenos espacios públicos, es crear escuelas al aire libre para aprender a convivir.

En este sentido, es muy importante que, paralelo a los planes de densificación de las manzanas, se definan estrategias para generar, potenciar y sostener estos espacios que nos pertenecen a todos, conjugando lo funcional, lo estético, lo paisajístico y lo ambiental, para promover las condiciones básicas de convivencia social, de interacción familiar y de esparcimiento, tan necesarias en una ciudad que va perdiendo áreas verdes y está confinando cada vez más a las familias a convivir en reducidos espacios que limitan su libertad de actuar, comunicarse, y aprender/fortalecer las habilidades sociales fundamentales para existir como sociedad.

EDENIA, EL PARAISO QUE (CASI) PERDIMOS

Por Marina Bonino, Arquitecta

En tiempos remotos, en algún rincón privilegiado del planeta, existía una región llamada Edenia. Este lugar, considerado como un paraíso en la Tierra, estaba rodeado de exuberantes bosques, ríos cristalinos y una biodiversidad que asombraba a todos.

En aquel entonces, sus habitantes vivían en armonía con la naturaleza. Cada mañana despertaban con el canto de los pájaros y se deleitaban con el aroma de las flores de sus jardines y con los frutos de los árboles que adornaban sus patios. Las aguas puras de los ríos abastecían a sus pobladores, permitiendo que la vida fluyera en todos los rincones. La gente se preocupaba por conservar y proteger su hábitat natural, sabiendo que era fundamental para su existencia.

Sin embargo, con el paso del tiempo, la ambición de extraños seres venidos desde otras tierras, dio inicio a la depredación paulatina de esos territorios benditos, instalándose también en las mentes y en los corazones de los edenios, que comenzaron a imitar las salvajes conductas de sus invasores. La invasión al principio no fue muy evidente, pero a medida que pasaban los años, el impacto era cada vez más notorio. La región creció descontroladamente. La extracción indiscriminada de las riquezas naturales, propiciadas por los líderes de los nuevos moradores, ávidos de poder y dominio, contaminaron los ríos. Los árboles de las tierras sagradas fueron derribados para dar paso al asentamiento de las hordas salvajes y a los nuevos campos para el cultivo de la hoja maldita, que era la fuente de su embrutecimiento y de su irracional sumisión. La voracidad de los avasalladores no conocía límites. Protegidos y amparados por sus cabecillas, parecían no tener conciencia de las consecuencias de sus acciones sobre el territorio en el que sus propios hijos iban a habitar.

Los ríos empezaron a secarse poco a poco. Las lluvias pródigas de vida, se hicieron cada vez más escasas. La sed fue cubriendo las gargantas de los habitantes del antiguo paraíso, y el verde, otrora de esperanza, se empezó a teñir de gris desesperación. El ecosistema que una vez fuera próspero y generoso, ahora languidecía destruido ante la impotencia de los pocos protectores que no habían sucumbido al engaño y a la manipulación. El fuego se apoderó de los bosques; los pocos animales que sobrevivieron, huyeron en busca de lugares más aptos para la vida, mientras la contaminación y el humo llenaban los cielos que una vez fueran límpidos y puros.

El panorama era desolador. La región que una vez fuera una de las más prósperas, se había convertido en un páramo desértico, en donde reinaban la muerte y la desolación. Los habitantes se lamentaban por no haber valorado la maravillosa tierra que los había cobijado durante tanto tiempo.
Era el principio del fin…

Pero en medio de la angustia y la desesperación, surgió una chispa de esperanza. Un grupo de jóvenes conscientes de la magnitud de la destrucción, decidieron luchar por el renacimiento de Edenia. Con sus escasos recursos, formaron brigadas de reforestación y se adentraron en los terrenos teñidos de muerte, para plantar árboles y rescatar las especies endémicas que aún sobrevivían.

El esfuerzo fue titánico. A este grupo de voluntarios, se unieron nuevos grupos, y otros más, que fueron tomando conciencia de que en la unión estaba la fuerza necesaria para el cambio y que sólo ellos, por su amor a la tierra que aún palpitaba ardiente en sus pechos, podrían lograrlo.

Poco a poco, el paisaje de Edenia comenzó a cambiar. La vegetación se abrió paso entre la sequedad del desierto y los árboles volvieron a crecer. Los ríos, aunque en un principio fueron sólo hilos de agua, comenzaron nuevamente a fluir por sus antiguos cauces, trayendo consigo la vida. El humo y la contaminación se disiparon, permitiendo que el aire volviera a ser puro y el cielo volviera a lucirse con su brillante azul. La región cual Ave Fénix, renació de sus propias cenizas. Sus habitantes, que habían aprendido de sus errores, y con la fuerza renovada de sus convicciones, juraron proteger y defender su territorio. Exigieron a sus gobernantes leyes que prohibían la destrucción de sus bosques, de sus ríos y de sus ecosistemas. Se castigó con mano dura a los depredadores y se promovió en todas las escuelas la conciencia ambiental.

Con el tiempo, Edenia volvió a ser reconocida como un paraíso en la Tierra. La lección había sido dura, pero sirvió para recordarles que sin la naturaleza, no eran nada. Que la vida estaba por encima de las ambiciones particulares, y que ellos, los edenios, eran los guardianes de esa tierra bendita y generosa que los cobijaba, con amorosa esperanza, una vez más.

UNA NUEVA CULTURA CIUDADANA PARA CONSTRUIR LA CIUDAD QUE QUEREMOS

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La ciudad de Santa Cruz ha experimentado grandes transformaciones en las últimas décadas; este hecho, que indudablemente es motivo de orgullo para todos  los cruceños, es también el disparador de  una serie de cuestionamientos, exigencias y necesidades que la población  reclama y expresa  desde diversos ámbitos, todos los días.

El crecimiento demográfico desproporcionado de  la población urbana y el consecuente –e ilógico- incremento del parque automotor, los cada vez más evidentes efectos adversos del cambio climático, la proliferación de la delincuencia e inseguridad ciudadana,  el incremento de los asentamientos informales en los límites conurbanos del área metropolitana, consecuencia directa  de la especulación inmobiliaria;  el desequilibrio en la obtención de los servicios básicos, transporte y fuentes de trabajo que esto trae aparejado; son todas, problemáticas recurrentes en ciudades en expansión como lo es  Santa Cruz de la Sierra,  polo de desarrollo y centro atractor además,  por sus cualidades innatas: ubicación geográfica estratégica, condiciones climáticas y medioambientales benevolentes, un paisaje y clima privilegiado, una población hospitalaria, tolerante, receptiva y abierta a la diversidad, así como una estructura urbana planificada y una  infraestructura de servicios públicos   que le han permitido desenvolverse  en forma sinérgica y resiliente,  a pesar del  acelerado crecimiento físico y  poblacional, producto del fenómeno migratorio más que del aumento de la tasa de natalidad.

Desde el punto de vista técnico, el desarrollo de una ciudad  se mide por indicadores claros como ser el crecimiento económico, el bienestar social, la preservación del medio ambiente, la disminución de la  marginación y de la pobreza. Esto conlleva una dinámica de planificación que debe  contar necesariamente con procesos de   evaluación y verificación continuos para garantizar su eficiencia, por lo cual es evidente el hecho de que toda planificación debe ser concebida como una realidad abierta, en constante evolución, transformación y evaluación.

En este sentido es indiscutible el rol administrativo y regulador de las autoridades municipales en sus funciones de planeamiento, coordinación y ejecución de acciones para el desarrollo ordenado y equitativo de la ciudad, y  este rol  es conocido y exigido por todos, pero hoy más que nunca,  es innegable también el hecho de que  para construir la ciudad que todos soñamos, la participación activa  de todos los ciudadanos es fundamental. Este hecho demanda la formación de una nueva cultura ciudadana, que nos permita convivir, habitar, y construir de la mejor manera  esa realidad urbana en constante cambio. La necesidad de cultivar una  nueva cultura ciudadana, se la puede entender a partir de las siguientes premisas:

1) La ciudad la construimos todos: Si bien contamos con una estructura de gobierno municipal, en nuestro día a día, somos los habitantes  los que generamos los usos y el modo como nos apropiamos de los espacios de la ciudad y expresamos en ella nuestros hábitos de convivencia.  La ciudad no son sólo los edificios, las calles, la infraestructura, los equipamientos; es básicamente el modo cómo los vecinos interactuamos con ese entorno físico y con los grupos humanos con los que nos toca convivir. Esa es la ciudad viva, la ciudad que se manifiesta, la ciudad que transmite emociones tales como miedos, frustración, dicha, orgullo, satisfacción  o insatisfacción y frustraciones.  Es la que edificamos con nuestro modo de desplazarnos a través de ella, de apropiarnos y vivenciar sus espacios públicos, es la manera como la mantenemos limpia o la ensuciamos, es la forma como construimos o destruimos sus edificios y también el respeto que mostramos por el bien común.  Las personas que la habitamos, definimos  en esencia, el carácter de la ciudad.

2) Las necesidades satisfechas  generan nuevas necesidades de un nivel superior en un proceso continuo. A medida que una ciudad se desarrolla y progresa, se van cubriendo las necesidades básicas de la población, lo cual provoca la búsqueda de nuevos satisfactores que involucran a su vez  nuevas necesidades, ya no sólo de supervivencia sino de sentido, que promueven la concreción de  valores cada vez más trascendentes.

Sin embargo, es indudable que la  dinámica evolutiva  de una ciudad, entendida como un ente vivo y en transformación continua, implica necesariamente que en su estructura física y socio-cultural convivan grupos humanos  y tejidos urbanos con características diferentes y en desiguales niveles de desarrollo, consolidando realidades diversas que coexisten en condiciones muchas veces de confrontación.  Cuando un sector urbano, o un grupo humano dentro de ese gran  contenedor que es la ciudad, ve cubiertas  ciertas necesidades,  es  que empieza a aspirar o visualizar el siguiente  paso o necesidad.  Esto es así, y todas las ciudades del mundo de todas las épocas,  han experimentado este proceso  lineal, natural y consecuente.

El florecer socio-cultural de una sociedad, se da cuando sus necesidades básicas se encuentran resueltas en un nivel aceptable.  La búsqueda de satisfacer las necesidades de una población, desde este punto de vista, es un proceso sin solución de continuidad, por ese fenómeno cíclico que es parte del devenir de la existencia: nacer, crecer, desarrollarse y declinar, para volver a nacer y así sucesivamente hasta culminar un  ciclo vital. Desde un punto de vista sociológico-biológico, esta circunstancia hace posible la evolución de la vida. La ciudad, como hecho físico-cultural vital, no puede escapar de esa condición.

3) El espacio público, plataforma por excelencia para practicar el ejercicio de convivir: Ciudades de distintas parte del mundo  con exitosos planes de desarrollo, son hoy un modelo urbano a seguir debido a que tomaron  en cuenta  para su planificación, un  factor clave para el rescate o construcción de su calidad de vida: la recuperación de su espacio público (plazas, parques, y calles, entre otros), entendido éste  no  sólo como el espacio de encuentro de los ciudadanos sino aquel donde ese encuentro sucede en condiciones de igualdad. La recuperación del espacio público es un puntal que garantiza el éxito de las políticas de gestión pública de una ciudad.

En Santa Cruz de la Sierra, el concepto de espacio público ha tomado fuerza  en el imaginario ciudadano, gracias a acertadas acciones municipales de recuperación de áreas verdes y de construcción o adecuación de plazas y parques en todos los distritos;  esto se evidencia por ejemplo,  en el uso masivo de los grandes parques urbanos protegidos por parte de grupos de diferentes edades y condición social: amigos y familias, que acuden a estas amplias áreas verdes y las disfrutan todos los días. Este hecho, además de posibilitar el disfrute de la naturaleza, fomentar el buen uso del tiempo de ocio y brindar opciones para el sano esparcimiento de la población, permite mantener viva la característica del ser cruceño: la jovialidad, la comunicación franca, el encuentro con los amigos, el compartir y socializar, en otras palabras, cultivar las habilidades sociales que son desde ya una cualidad de los habitantes de esta ciudad.

Desde la óptica urbana, es importante destacar que el concepto de Santa Cruz -ciudad jardín-, propuesto y desarrollado por el Plan Techint  (aprobado en 1968) y reforzado en  posteriores  planes de ordenamiento, adquiere una  dimensión más amplia e integral  en la actualidad, gracias a la puesta en valor de estos grandes espacios naturales que le están devolviendo a Santa Cruz esta condición de ciudad verde, ámbito  que  indudablemente habrá que seguir trabajando,  mediante la recuperación y consolidación de los ejes ambientales con que cuenta la ciudad, como el río, canales, curichis; y de su trama  vial (calles y avenidas);  espacios públicos amenazados continuamente por  algunos sectores que  pugnan por su apropiación y control.

4) El empoderamiento ciudadano, de la dependencia pasiva a la interdependencia participativa: Tradicionalmente el rol del ciudadano ha sido el de actuar como usufructuario de la ciudad y sus servicios, demandante de soluciones para sus necesidades y dependiente al mismo tiempo del accionar de la autoridad. Su rol activo y decisorio se ha limitado  al cumplimiento democrático de elegir  a los nuevos actores  para la próxima gestión de gobierno. En la actualidad, los nuevos roles del ciudadano apuntan a una condición de empoderamiento (Friedman 1992) basado en la conciencia de los derechos ciudadanos, pero no desde la crítica improductiva sino más bien, desde una visión co-responsable de la planificación, seguimiento y consolidación de los planes para el desarrollo de la ciudad, aportando de manera positiva y propositiva para la consecución de los mismos. La población, en este sentido, va migrando  poco a poco desde una actitud pasiva de simple beneficiaria hacia una participación activa,  que ejerce sus derechos ciudadanos al mismo tiempo que es consciente de sus obligaciones, haciendo uso de las bondades de la  gobernanza en términos de la planificación urbana.

Con ello, los vecinos  se van transformando no sólo en co-constructores de los planes de desarrollo de la ciudad, sino además en sus principales activistas, propiciando su cumplimiento.

El empoderamiento ciudadano tiene una dimensión individual y otra colectiva. La dimensión individual implica la conciencia de las propias necesidades y la autoestima y confianza necesaria para buscar soluciones y en muchos casos,  gestionarlas. La dimensión colectiva encara la posibilidad de hacer causa común a través de las instancias que hoy nos proveen las tecnologías de la información  y los medios de comunicación masivos, entre ellos las redes sociales, pudiendo iniciarse  en principio de manera espontánea y luego tomar cuerpo  de manera más organizada, generando modos de participación dentro de colectivos ciudadanos u organizaciones sociales no gubernamentales para poder cumplir los objetivos propuestos. Este nuevo poder ciudadano, tiene implicancias en lo social, en lo psicológico y lo político  dentro de la sociedad.

El empoderamiento ciudadano, sin embargo, no debe ser confundido con el “poder”  ejercido por algunas agrupaciones gremiales o movimientos sociales como los que estamos acostumbrados a ver; la  diferencia fundamental es  que mientras que estos últimos  luchan por proteger sus intereses privados, pasando muchas veces por encima del bien común y rondando en  la ilegalidad, los grupos  sociales empoderados tienen una visión de ciudad que pretende el beneficio de todos los ciudadanos, basan sus planteamientos en valores de urbanidad, conciencia social y cultura ciudadana, y lejos de promover la confrontación, buscan concretar sus propuestas de forma sinérgica y proactiva.

Construir  una nueva cultura ciudadana, tarea de todos.

Es necesario  destacar la importancia de la educación y formación ciudadana para  recuperar la conciencia del sentido social de la ciudad, que se expresa entre otros, en el comportamiento de los ciudadanos, en el sentido de pertenencia que experimentamos, en el uso que le damos al espacio público y la responsabilidad  que asumimos por su mantenimiento y cuidado.

Es hermoso escuchar cómo el cruceño se siente orgulloso de su tierra, y entristece a la vez, ver cómo de forma casi simultánea, su conducta refleja lo contrario; demandamos del otro lo que no estamos dispuestos a realizar. Criticamos la ciudad sucia, pero no tenemos cultura de reciclaje. Demandamos áreas verdes en nuestros barrios, pero avasallamos estos espacios sin miramientos. Exigimos el respeto de nuestros derechos, pero reaccionamos ofuscados ante cualquier observación a una conducta contraria a las normas de convivencia y respeto del derecho de los demás.

Urge promover una cultura ciudadana, una nueva forma de convivencia que nos permita hacernos responsables de la ciudad así como somos responsables de nuestros propios bienes: una conducta de autorregulación y mutua regulación, de reciprocidad, de respeto y reconocimiento de los derechos y obligaciones de todos. Tomar conciencia de que todos construimos la ciudad, de que esa construcción es un proceso continuo que demanda atención,  adaptación, creatividad y esfuerzos para el restablecimiento del equilibrio, comprender que el espacio público es patrimonio y responsabilidad de todos y actuar en consecuencia, asumir nuestro rol activo y comprometido reconociendo  que sólo la sinergia de fuerzas de todos los habitantes de Santa Cruz, nos permitirá construir la ciudad que soñamos.

Sin una nueva cultura ciudadana, no podremos transitar este presente lleno de desafíos ni avizorar la nueva forma de convivir que ya es insoslayable y urgente. Hemos llegado hasta aquí; el futuro de nuestra ciudad está en nuestras manos.

Por Marina Bonino B.

Arquitecta – Docente Universitaria

 

PROYECTO: FACULTAD DE CIENCIAS DEL HÁBITAT – Santa Cruz, Bolivia

MEMORIA DESCRIPTIVA
FACULTAD DE CIENCIAS DEL HÁBITAT, DISEÑO Y ARTE
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA GABRIEL RENE MORENO

ANTECEDENTES: La Facultad de Ciencias del Hábitat, Diseño y Arte, con más de 10 años de existencia y una creciente población estudiantil que la convierte en la Facultad de Diseño más grande de la ciudad de Santa Cruz en la actualidad, inició sus actividades académicas y administrativas en condiciones de infraestructura insuficientes e inadecuadas para el buen funcionamiento académico de las carreras con las cuales se creó. Así, en un contexto desfavorable (ambientes precarios, disfuncionales, con continuos traslados a espacios improvisados, hasta llegar a ocupar las instalaciones del predio en donde actualmente funciona) se fueron desarrollando los primeros años académicos con el esfuerzo mancomunado de docentes, estudiantes y de los directores facultativos. Las circunstancias económicas favorables de la Universidad a partir del año 2008, gracias a los ingresos por el IDH, y la visión emprendedora de las Autoridades Académicas de ese momento, propiciaron el lanzamiento de la convocatoria para un concurso interno entre los docentes de la Facultad, con miras al diseño y posterior construcción de un moderno edificio, acorde con las condiciones espaciales, morfológicas y funcionales más idóneas para la enseñanza-aprendizaje de la Arquitectura, Urbanismo, Diseño integral y Arte.

El proyecto que a continuación se detalla, resultó ser el elegido para concretar este gran anhelo.

CARACTERISTICAS DEL PROYECTO: Las áreas que conforman el conjunto arquitectónico son:

A) ÁREA ADMINISTRATIVA
B) ÁREA ACADEMICA
C) ÁREAS DE APOYO ACADÉMICO (Auditorio, etc.)
D) ÁREAS COMPLEMENTARIAS

SUPERFICIE: La superficie total del conjunto arquitectónico de la FCHDA, es de 11.500 m2.construidos. Si bien se prevee la implementación del conjunto por etapas, el proyecto se concibe en su totalidad programática, no como módulo académico sino como unidad facultativa, con una proyección para 5000 estudiantes en doble turno.

PREMISAS DE DISEÑO:

IMAGEN URBANA: El proyecto pretende establecer un diálogo con el espacio circundante, y contribuir al paisaje urbano de manera significativa debido a su estratégica ubicación, al encontrarse en el inicio de la doble vía de la Av. San Martín, un eje vial de suma importancia al ser el conector principal de la ciudad con la zona de mayor plusvalia y crecimiento y la vía de acceso hacia el Urubó.
La implantación del edificio en el terreno, que se retrae de la linea municipal ampliando la acera frontal, permite lograr una secuencia espacial desde lo público -plaza de acceso- hasta lo privado -los bloques de aulas-, que se conectan a través de las diferentes áreas de expansión semi-públicas que complementan el conjunto.
Sobre la Avenida San Martín, el proyecto pretende reforzar la vocación de espacios públicos abiertos que promuevan la interacción social, -característica y potencialidad de la zona, Barrio Equipetrol- incorporando la función educativa y cultural con una visión participativa con el entorno.
Sobre la Avenida Güemes, el conjunto muestra su fisonomía institucional y aprovecha la característica de la vía para generar el acceso vehicular de administrativos y docentes.
Hacia la calle Ciro Torrez, el edificio rescata la escala de las viviendas unifamiliares vecinas, reduciendo su altura en esta ala, y retirándose generosamente de la línea municipal para establecer una interfase entre lo institucional y el uso de suelo circundante de carácter habitacional.

ESPACIO: La riqueza y fluidez espacial han sido unas de las premisas fundamentales para la concepción del proyecto. Se busca generar una transición natural y gradual desde el exterior, pasando por espacios intermedios hasta llegar a los interiores y viceversa, creando ambientes interesantes y pródigos en visuales y en sensaciones espaciales.

MORFOLOGÍA: La forma se genera a partir de planos horizontales que articulan los llenos y vacíos, lo abierto y lo cerrado, el adentro y el afuera, de los diferentes espacios, como se puede observar desde el gran vacío a nivel de planta baja que genera el volumen administrativo -la gran puerta de entrada- de la Av. San Martín, y en la secuencia de bandejas que se deslizan longitudinalmente en orden ascendente y descendente, rodeando el gran espacio central y generando en sus extremos expansiones abiertas y escalonadas para promover el uso al aire libre de las mismas por parte de los usuarios.
Cuatro volúmenes verticales que marcan la posición de las circulaciones (escaleras) y los servicios, articulan y equilibran la horizontalidad del conjunto.

FUNCIONALIDAD: La sectorización adoptada responde a las necesidades de espacio y uso propios del proceso de enseñanza aprendizaje, con la definición de áreas funcionalmente claras y bien definidas.
Hacia la Avenida San Martín, se brinda el acceso peatonal a partir de la plaza que acoge a la comunidad de usuarios –estudiantes, docentes, administrativos y público en general- continuando con un gran espacio semicubierto que lleva en primera instancia al volumen administrativo, biblioteca y postgrado, a los cuales se accede desde el ala sur, y hacia el auditorio ubicado en el ala norte.
Más allá del gran volumen que se abre al interior del conjunto, se presenta el espacio central con su generosa área verde, atravesada transversalmente por dos circulaciones -puentes- que vinculan las áreas académicas de los dos bloques longitudinales.
En ambos bloques se definen amplios espacios en planta libre, para promover las actividades académicas de caracter interactivo y comunitario.
La funcionalidad se consigue también en base a los siguientes componentes:
• Flexibilidad espacial
• Tecnología racionalizada
• Modulación estructural y espacial

PAISAJISMO: Se rescata la mayor parte de la vegetación existente, tomando en cuenta sus características para potencializarlas e integrarlas con el conjunto arquitectónico diseñado.

El resultado de la combinación entre funcionalidad, morfología, espacialidad y emplazamiento, propician la integración del paisaje natural con el paisaje urbano en sus diferentes escalas: lo barrial y lo urbano, situación que se puede evidenciar no sólo en el recorrido peatonal por sus instalaciones y desde y hacia el espacio público, sino también a través de las visuales interiores-exteriores, que se brindan generosamente al usuario gracias a la presencia de los amplios ventanales, orientados en la dirección norte-sur.
A su vez, las terrazas habitables que resultan de las bandejas horizontales, se convierten en nuevos espacios para la interacción académica, social y cultural, promoviendose también desde estos ambientes los estímulos necesarios para potenciar la creatividad y fomentar las expresiones culturales propias de una comunidad estudiantil como es la Facultad de Ciencias del Hábitat.

CONSTRUYENDO UNIVERSIDAD – CONSTRUYENDO CIUDAD

La ciudad de Santa Cruz de la Sierra, con más de dos millones de habitantes, es el motor económico del país, con un acelerado crecimiento urbano que acoje las migraciones desde el interior y exterior del mismo.

La estatal Gabriel René Moreno, la Universidad con mayor cantidad de estudiantes -casi 100.000- de todo Bolivia, ha ido consolidando su infraestructura por etapas, funcionando muchas veces en edificios reciclados y en instalaciones deficitarias, distribuidos en diferentes sectores de la ciudad. A partir de la década del 2000-2010 y en la actualidad, se viene realizando la consolidación de la Ciudad Universitaria en la U.V. 32, que alberga a las Facultades más antiguas y tradicionales de la Universidad, a partir de un Plan Director concebido en la época económica más deprimida, pero a la luz de un anhelo sostenido y legítimo de contar con casa propia.

El edificio de la Facultad de Ciencias del Hábitat, al haberse concebido en otro momento de mayor bonanza económica, y debido a su invalorable ubicación en una zona de alto nivel adquisitivo que contiene infraestructura educativa, comercial, gastronómica y empresarial de alto nivel, se convierte en un hito en la historia de la UAGRM, rompiendo con su tradicional imagen arquitectónica institucional y su organización funcional fragmentada y dispersa.

El edificio, diseñado como una unidad facultativa integral, autónoma y eficiente, una vez concluido en su totalidad será un referente de calidad funcional, espacial y morfológica que fortalecerá la imagen institucional de la Universidad Pública tanto dentro de la comunidad Moreniana, como de la sociedad cruceña en su conjunto.

Proyectistas: Arq. Marina Bonino, Arq. Lilian Roig, Arq. Serguei Añez.

Para ver el video. https://youtu.be/dZx4Zirr2zE

 

COMPOSICION ARQUITECTÓNICA – Experiencias en el Taller

Este video muestra algunos resultados de las experiencias en el proceso de Enseñanza – Aprendizaje en las materias de Composición I y Composición II del Ciclo común básico (Arquitectura, Diseño y Arte) de la Facultad de Ciencias del Hábitat – Universidad Autónoma Gabriel Rene Moreno – Santa Cruz, Bolivia.

PASEO DEL BOSQUE CERTIFICADO, Santa Cruz, Bolivia

Por Marina Bonino. Artículo publicado en la revista 30-60 en el año 2012

Feliz coincidencia

bosque certificado

Hay momentos en el devenir de las ciudades en que los avatares del destino hacen confluir intenciones que dan a luz novedosas propuestas de sitios urbanos  cuya vivencia hace pensar a más de uno: -¡Cómo no se nos había ocurrido antes!- por los efectos positivos que provocan en tan poco tiempo…

El  Paseo del Bosque Certificado es una de esas oportunas coincidencias de intenciones, espacio físico y contexto natural,  que se convierten  en una acertada decisión, brindando a la ciudad un oasis urbano propicio para compartir, disfrutar y aprender.

Como siempre sucede, ciertos hechos van marcando el destino de lo que al final ocurre: por  un lado, la  realización de dos Encuentros Internacionales de Escultores en Madera Certificada,  promovida por los encargados del espacio de arte “Manzana Uno”, que produce de forma inédita en nuestro medio, esculturas de madera de gran porte y calidad artística, las mismas que  requieren de un espacio adecuado para ser expuestas; por el otro, la iniciativa de las Autoridades del Gobierno Municipal de la ciudad, que mediante una Ordenanza del  año 2006,  asume su compromiso  de protección y conservación  de las áreas forestales de la región, generando políticas y acciones concretas para cumplir sus objetivos.

Una de las primeras acciones de la Institución,  es  el auto-nombramiento de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra como Capital Mundial de la Certificación de Bosques Tropicales Nativos. Con este hecho, la entidad edilicia busca promover la toma de conciencia por parte de la población, para el  manejo  racional y sustentable de la gran riqueza de los bosques naturales de la región y el país, cuya superficie abarca casi el 50% del territorio boliviano.

Esta intención hace eco en dos entidades vinculadas con el rubro agroforestal, como World Wildlife Found de Bolivia WWF (Fondo mundial para la naturaleza) y la Cámara Forestal de Bolivia, quienes conjuntamente con el Gobierno Municipal, promueven la concreción de este espacio urbano, definiendo como premisa fundamental que su diseño se circunscriba  dentro de los estándares de sostenibilidad y manejo adecuado de los recursos naturales, mantenimiento del ecosistema y autorregulación de la biodiversidad.

Concretando una visión compartida

Para la implantación del proyecto se elije un sector del gran eje lineal que configura la presencia del canal de drenaje -Canal Isuto- que, de manera natural en su origen y hoy encauzado artificialmente,  evacúa las aguas pluviales de gran parte de la zona norte de la ciudad. El lugar presentaba  una diversidad espontánea de la riqueza arbórea de la región; con la intervención se pretendía consolidar la masa vegetal,  mediante el arborizado con nuevas especies nativas. Este fortalecimiento del entorno natural genera en el sitio un microclima ideal para el disfrute de la naturaleza, sumado a sus condiciones paisajísticas invalorables y prometedoras, en una ciudad en  donde la avalancha del concreto ya ha encontrado su cauce.

El Plan Director del proyecto, realizado por el Dpto de Proyectos Ambientales de la Dirección de Planificación y Proyectos  de la Alcaldía, al mando del Arq. Danko Aráoz,  enfoca dentro de sus objetivos, “suturar” la herida abierta en la trama urbana que ocasiona la presencia del canal. Se busca  despertar la potencialidad dormida de este sector de la ciudad, bastante degradado, que invoca en la memoria colectiva la imagen de vertedero de aguas de lluvia con la consecuente contaminación ambiental, tugurización y exclusión  socio-urbana.

Develando lo evidente

paseo BC 1

El  Paseo se inicia con la presencia de dos grandes espacios -plazas cubiertas-, vinculadas  por un puente que permite la integración visual y física entre ambas márgenes, lo cual  otorga continuidad y fluidez al conjunto. De esta manera, el canal, lejos de ser el ente que separa, deviene en el gran protagonista, que contiene.

Las grandes plazas de exposición  y  el puente, diseñados por el por el Arq. Álvaro Fernandez de Córdova, se convierten en el lugar idóneo para albergar las macro esculturas de madera, -espacios dinámicos, multifacéticos y flexibles-, materializados por la presencia de una sólida estructura de columnas y vigas de madera  certificada, cuyo diseño y acabados, resaltan la nobleza, color y estética del  material, con una técnica constructiva auto portante de fácil ensamblaje, a partir de encastres y enchapes de acero que refuerzan y consolidan  la unión de las piezas.  Para la preservación en el tiempo de estas estructuras portantes, que parecieran extender sus brazos una a otra desde ambas orillas, se opta por la utilización de una  cubierta de planchas de zinc con un diseño en su piel externa de franjas de vivos colores,  que  recrean los tonos de las  tinturas de origen vegetal, utilizadas en las comunidades oriundas de la región, para la fabricación de artesanías y telares propios de su cultura.

paseo BC 2

El diseño de las sendas peatonales,  que acompañan el discurrir del canal en su paso a través de dos de los grandes anillos de circunvalación (sello distintivo de la trama urbana), se resuelve con el armado de una gran plaza lineal, con recorridos ondulantes que  permiten el disfrute de espacios intermitentemente sombreados -que invitan al lúdico encuentro entre lo fresco y lo cálido, las luces y sombras: el placer en fin,  de lo kinestésico-, por la presencia de los coposos árboles que van marcando rítmicamente la longitudinalidad del recorrido.

De manera sutil e imperceptible se va permitiendo al peatón develar la presencia de las 8 plazas temáticas que se extienden alternativamente en ambas márgenes, a lo largo del trayecto, diseñadas para funcionar como  centros de interpretación de las diversas temáticas relativas al conocimiento, utilización sostenible, toma de conciencia y motivación para la preservación de los bosques de la región, destacando su rol de  incalculable valor dentro de los procesos medioambientales que contribuyen a la óptima calidad de vida de las ciudades.

A la oferta cultural y educativa, se suma la presencia de áreas recreativas para el esparcimiento de la niñez, con la incorporación de parques infantiles de carácter ecológico y  ciclo vías que promueven  el desplazamiento por  medios de trasporte  no agresivos al  medioambiente.

La ciudad como mensaje

paseo BC 3

El Paseo del Bosque Certificado,  recrea una nueva forma de vivir y habitar la ciudad, propicia la detención del trajinar rutinario que desdibuja la naturaleza, que nos vuelve indiferentes a ella,  permitiendo el regocijo en la contemplación de las obras de arte: las naturales y las humanas. Se consolida como el primer museo al aire libre de la ciudad, que promueve la ecología y el cuidado del medio ambiente, con un carácter educativo a la vez que lúdico, un espacio democrático en su dimensión social y atrayente en lo urbano, de puertas siempre abiertas, en contacto directo con el objetivo que motiva su creación. Una obra  de arquitectura  (obra artificial, tectónica, obra construida) que surge como un homenaje a la naturaleza y que promueve su valía, su  contemplación reverente y su preservación.

Obra: Paseo del Bosque Certificado

Ciudad: Santa Cruz de la Sierra, Bolivia

Ubicación: Canal Isuto esquina Tercer Anillo externo

Superficie: 2300 m2.

Comitente: WWF Bolivia, Cámara Forestal de Bolivia, Honorable Alcaldía de Santa Cruz de la Sierra

Plan Director: Gobierno Municipal, Dirección de Planificación y Proyectos. Dpto. de Proyectos Ambientales. Arq. Danko Aráoz

Diseño arquitectónico Museo al aire libre y puente peatonal: Arq. Álvaro Fernández de Córdova Landívar

http://www.30-60.com.ar/